Tigre (Segundo segmento, Parte 10) by Jorge Daza

Imagen tomada de Pixabay

El árbitro pregunta a Tigre si puede continuar. Este asiente sin apartar la mirada de su contrincante. El holograma se retira e indica la reanudación del combate. Vuelve a haber un intercambio de golpes de tanteo que chocan contra las defensas. El Oso toma la iniciativa recrudeciendo sus ataques. Golpea con más fuerza, castigando adrede brazos y costillas de su rival. No busca el rostro en ningún momento. Arrincona a Tigre contra las cuerdas, este se escapa nuevamente por el lado izquierdo y pone algo de distancia. Deja que su oponente se acerque vuelve a recibir otra tormenta de golpes en su defensa.

—¿Pero qué está haciendo? ¡Ataca, Tigre! —grita Eva.

—Creo que está confiando demasiado en la predicción de movimientos. Trata de recopilar la mayor cantidad de microgestos.

—No le servirá de nada contra esa bestia. ¡Le está machacando! ¡Responde, Tigre!

En un momento dado el Oso echa el brazo derecho hacia atrás para cargar un potente golpe, tal y como hizo antes. Justo en ese momento Tigre se agacha, esquivando el golpe, da un pequeño paso hacia su izquierda y logra conectar un duro directo de izquierda en el rostro de su oponente. Este se agarra a las cuerdas, no por necesidad, sino para desatar su rabia gritando. El árbitro holográfico se le acerca para indicar que debe soltar las cuerdas y regresar al combate. El Oso dirige su atención hacia Tigre. Se encara a él con la guardia baja, provocándole para que le intente golpear. Tigre es consciente de la trampa. En realidad el Oso está atento para contrarrestarle con un fuerte jab en cuanto ve al menor movimiento. Tigre sigue dando vueltas a su rival manteniendo la distancia. El Oso es bastante más grande que él, así que tiene que alejarse un poco más de lo habitual con otros luchadores. Tigre baja los brazos y relaja la pose. El Oso se toma el gesto como una imitación ofensiva. Con dos pasos se abalanza sobre Tigre tratando de darle un soberbio croché de derecha, luego otro de izquierda. Ambos fallan. Tigre los esquiva agachándose por debajo del brazo con el primero y desplazándose hacia el lateral con el segundo. Con este último movimiento se ha acercado deliberadamente al cuerpo del Oso, pero en lugar de castigarle el estómago decide volver a poner distancia y bajar la guardia nuevamente. El Oso sabe que Tigre es bastante rápido y se le ha colocado muy cerca con suma facilidad. Esta vez arremete con un directo de derecha aprovechando su gran altura y, por ende, mayor alcance. De esa forma mantendrá la distancia con su oponente. Nada más lejos del a realidad. Eso es justo lo que Tigre estaba esperando. Rápidamente se cuela por el interior del brazo, esquivando el puño, y le propina un fuerte gancho de derecha. El Oso da unos pasos atrás, desestabilizado por el golpe. Haberlo encajado le enfurece aún más. Ya no se anda con miramientos. Sube la guardia cubriéndose la cara con los puños y comienza otra remesa de golpes contra su oponente. Esta vez trata de asestarle alguno en el rostro, pero al no conseguirlo trata de vez en cuando un croché al lateral de la cabeza de Tigre. Uno logra conectar, golpeando el oído de su rival. Tigre es lanzado contra la esquina. El Oso se acerca para rematar, pero el árbitro se interpone. Tigre está aferrando las cuerdas y debe de soltar las primero para que el combate pueda reanudarse. La visión de Tigre se nubla durante un instante. Se mira el brazo izquierdo. Un par de impulsos del chip neuronal provocan unos débiles espasmos. El implante puede fallar si recibe otro golpe en la zona. Tigre suelta las cuerdas y se gira para regresar al combate. Cambia la guardia peekaboo por una mixta con el brazo alto. El Oso se acerca cauto y Tigre comienza a descargar golpes sobre su defensa. A Tigre le es difícil alcanzar el rostro, mas lo intenta compaginándolo con algunos golpes al bazo y las costillas. La defensa del Oso es bastante férrea. Aunque recibe algún jab, este no es lo suficientemente fuerte ni directo en la zona como para causarle un daño significativo. El Oso responde con varios jabs rápidos. Ahora que la defensa de Tigre es más abierta logra impactarle alguno en el rostro. Ve que recibir una tormenta y lanzar algún jab oportuno es una mejor estrategia. Consigue impactar dos veces, tres. El cuarto jab obliga a Tigre a echarse hacia atrás. El Oso aprovecha el momento para lanzarle un potente directo al rostro. Tigre se cubre únicamente con el guante izquierdo, el cual tiene levantado por la defensa, aunque el ataque le pilla por sorpresa y no tiene suficiente fuerza en el brazo como para amortiguar el golpe. Guante choca contra guante e indirectamente propina un fuerte golpe sobre el rostro de Tigre. Este es lanzado contra las cuerdas, y al rebotar cae hincando la rodilla en el suelo. Escupe sangre sobre la lona blanca. El árbitro separa a los contendientes y Tigre se levanta rápidamente para que no empiece el conteo. El combate se reanuda y Tigre intenta otra tanda de golpes. Ninguno logra conectar. En un momento dado otro jab del Oso le rompe el ritmo. Acto seguido un fuerte croché impacta en el pómulo derecho de Tigre. Este cae de bruces contra el suelo ante la expectación del público. El árbitro comienza rápidamente el conteo. La visión de Tigre vuelve a nublarse. La levanta y ve un par de figuras haciéndole gestos desde fuera del cuadrilátero. Enseguida su vista se recupera. Son Eva y Simón, quienes le gritan que se levante. No puede abandonar, no puede perder. Tigre es consciente de ello. Pone un pie en la lona y se levanta con cierta dificultad mientras se sirve de la cuerda. Rápidamente se separa de ella para que no le penalicen. Tigre se encara nuevamente al Oso, pero se le nota cansado. No puede levantar la guardia correctamente. Aún no se ha recuperado del último golpe. El Oso tiene la oportunidad perfecta. En cuanto el árbitro reanuda el combate se lanza contra Tigre. Echa el brazo derecho para atrás, la barra de metal de su músculo vuelve a iluminarse, los músculos a su alrededor se hinchan… suena la campana dando por finalizado el primer asalto. El Oso no ha tenido tiempo de soltar el puño.

Jorge Daza Martín

Jorge Daza Martín (Madrid, España)

Nacido en Madrid, en 1981. Técnico Microinformático de profesión. Ha trabajado en importantes empresas como Banco Popular, Banco Santander y Telefónica. Escribe por afición desde la adolescencia y publicó su primera novela, Ibero, comedia de acción y hombres lobo,en septiembre de 2018. Y la segunda, Sin Whisperers, inspirada en la Divina Comedia, en 2020. Ambas de fantasía paranormal, orientadas a un público joven y publicadas bajo el sello de la Editorial LXL. También ha colaborado en la antología benéfica Libertad de la misma editorial con el relato corto de corte futurista llamado Alma.

Aunque las  dos novelas que han visto la luz son para jóvenes adultos, el autor también explora otros géneros como la fantasía, el suspense y la ciencia ficción, teniendo en todas ellas un estilo particularmente visual y centrado en unos personajes bastante humanizados y cercanos.

Actualmente compagina su trabajo escribiendo novelas de diversas temáticas y experimentando con guiones de televisión.

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