
¿Recuerdas? Nuestra casa era la única encendida. Se oían las bombas. Lejanas. Difusas. Exactas. Se escuchaban, como una música que envolvía nuestros pasos: los coreografiaba casi. Pero la seguridad se volvía cuenco bajo los labios, menuda y húmeda como el alimento.
Es extraño el silencio, embovedando los restos de muro, de puertas, de ventanas; no se oyen gritos ya en este vecindario. Tranquilo, se apresura en briznas que se suspenden en el aire: ausencia de susurros, ausencia de voces que maldicen, que cantan, de los jadeos de la agonía. El silencio.
Cuesta acostumbrarse a los días, y es peor en las noches. Los aviones transcurren entre las estrellas, ya no siembran su carga en este barrio, vuelan sobre su humanidad callada o amordazada, se regocijan en la paz inerme de sus plazas deshechas y sus nuevos baldíos.
No hay nadie. Hay nadie. No se cruzan los rostros, pero desfilan, mudos y extensos, prolongando avenidas y coronando pináculos despeinados por la metralla. Rodean la simiente oscura de los jardines y penetran en las bibliotecas de libros desatendidos bajo las mesas, entre los anaqueles.
He encontrado nuestros cuerpos detrás de los muebles que tanto te gustaban, ahora que medio despierto en esta eternidad sigilosa. Siguen pasando, una y otra vez, inútilmente. Siguen volando. Ahora que todo lo demás se destiñe, se ceba.
Félix Molina. Escritor (Sevilla, 1975)
Se licenció en Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla. Es traductor y traductor literario. En sus años universitarios fundó con sus compañeros y compañeras el Círculo de Traducción, que publicó la primera revista literaria de traducción del país, Hermes. Ha publicado reseñas, fundamentalmente de literatura inglesa y norteamericana, en Diario de Sevilla y El Correo de Andalucía (suplemento literario Umbrales). En 2013 comienza a publicar el blog fm|al (félix molina | arte y literatura). Autor de tres series de Contemas (un proyecto de desarrollo orgánico, a través de la vida, de la prosa poética) y Los malditos poetas (un poemario casi contra la poesía). En preparación están dos poemarios más (Museo de bellas artes y Un incierto sentido), dos libros de relatos (Sagradas escrituras y Relatos prepositivos) y alguna que otra obsesión (Casi la paz). Entre 2019 y 2020 publicó en Masticadores el folletín Poe no ha muerto.